Aun cuando todos te rechacen Jesús siempre esta esperando por tí.

Hay personas que humanamente se consideran no muy buenas que digamos, otras no deseables, otras realmente malas, obviamente ante los ojos humanos como decía, personas con las que incluso se procura no relacionarse ya sea por temor o porque no se quiere hacer valido es dicho de «dime con quien andas y te diré quien eres», también hay casos en los que se trata de evitar ciertas amistades que en otro tiempo se tuvieron con tal de alejarse de lo que se puede llamar zonas peligrosas por el ambiente en el que se mueven, en el sentido de estar demasiado cerca de la tentación.


Quizá se ha estado incluso del otro lado, es decir siendo de ese tipo de personas con las que los demás solo se relacionan por mera necesidad, ya sea por trabajo, porque se cobra algún servicio, en fin porque se tuviera que hacer algún trámite con ellas, pero que ya sea por su forma de ser o de vivir o incluso por el tipo de trabajo que desempeñan las personas a su alrededor muestran rechazo o hasta rencor.

Se oyen frases del tipo: «yo le hablo porque no me queda de otra pero nada mas su tono de voz me revuelve el estómago», «nada más porque es el jefe, pero que desagradable es tener que hablarle», «mira hijo si es necesario que hables con aquel chico por asuntos de la escuela, hazlo pero trata de que no venga nunca a casa», así hay muchas otras que se nos pueden venir a la mente o que hemos escuchado.

También hay quienes aunque no sean necesariamente rechazados pero se sienten así dadas las experiencias que han vivido.

En el tiempo de Jesús por supuesto había personas así, a las que no se les quería, o más bien personas que eran odiadas, que por el trabajo que habían escogido se volvían despreciables y consideradas inmundas, que no los bajaban de pecadores, de ladrones, de traidores, que eran expulsados de las sinagogas, a quienes los sacerdotes no estaban dispuesto siquiera a dirigirles la palabra.

Estas personas eran los publicanos, llamados así porque recaudaban impuestos públicos, si hoy llegamos a encontrar personas a las cuales se rechazan, a los publicanos se les tenía un odio extraordinario, a cambio de ese odio estas personas normalmente se hacían ricos al desempeñar ese trabajo en el que abundaban los sobornos y los cobros injustos, amasaban grandes cantidades de dinero a expensas de sus compatriotas, por tanto vivían con comodidades y lujos a los cuales no era difícil acostumbrarse a pesar de ser considerados en el mismo concepto que los asesinos y ladrones.

Si en algún momento usted se siente como ese tipo de personas, que es despreciada, rechazada, odiaba por quienes le rodean, aun cuando tiene todo lo material que quiere, es posible que tenga sentimientos que solo sea capaz de manifestarlos en la intimidad de su alcoba, que no le cuente a nadie porque prefiere dejarse ver como una persona feliz y satisfecha, como alguien fuerte que tiene todo y que no lo perderá por sentimentalismos.

Sin embargo siente un enorme vacío en su corazón, llega la noche en que todos duermen y usted probablemente no puede conciliar el sueño y derrama lágrimas a solas, tal vez crea que debe continuar solo viendo por usted mismo porque a nadie más le interesa y esa sea la fuerza que lo sostiene.

Déjeme decirle que si hay alguien que esta interesado en usted, alguien que no solo piensa en lo que es, sino en lo que puede llegar ha ser, que puede ver en lo profundo de su corazón sus cualidades, las habilidades que a lo largo del tiempo ha desarrollado y que pueden ser usadas para transformar su vida primeramente pero también la vida de otros, hace muchos años cuando Jesús vino a la tierra llamo ha ser su discípulo a un inmundo publicano, quien acepto el desafío y que hoy en día es recordado no por haberse hecho rico a costa del sufrimiento ajeno, sino como el primer escritor del evangelio de Cristo y su nombre es conocido universalmente, me refiero a Mateo, veamos la historia:

Lucas 5:27-32 «27 Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví (Mateo), sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. 28 Y dejándolo todo, se levantó y le siguió. 29 Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. 30 Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? 31 Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. 32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.»

Jesús se interesa por todo pecador, vino a entregar su vida por cada uno de nosotros, posiblemente nadie más se quiera relacionar con usted de manera sincera, posiblemente durante toda su vida ha sido rechazado, despreciado, quizá lo piensa así porque su familia lo abandonó, porque sus amigos le dan la espalda, porque sus compañeros de trabajo nunca lo invitan a sus convivencias fuera de la oficina, quizá ha sufrido porque en cada relación amorosa terminan dejándole o porque su esposa o esposo le fue infiel justificandose en que usted no es capaz de cumplir sus expectativas, a lo mejor se siente despreciado por su forma de vestir o de hablar, o incluso siente que las personas se acercan a usted solo por su dinero.

Pero Jesús quiere relacionarse con usted porque le ama, no por lo que es, sino por lo que puede llegar ha ser, no por sus cualidades si no por las que puede colocar en usted, no por su dinero porque el es dueño de todo, no por sus defectos si no por las maravillas que puede hacer por usted, no por su apariencia sino porque lo puede cubrir de gloria, no por los sueños que usted tiene sino por los que tiene Él para hacerlos realidad en usted.

No tema, acepte el desafío, Mateo dejo su vida de abundancia, de comodidades y lujos, pero también una vida de odios, de rechazos, de falta de dignidad, para convertirse en un hombre que seguramente ya no continúo siendo rico, que ya no tenía comodidades porque el mismo Jesús dijo que el no tenía donde recostar su cabeza, pero recupero su dignidad, fue un hombre de manos limpias, que caminó al lado del Maestro y que lo único que no abandonó fue su pluma, que le permitió escribir el primer evangelio de Jesucristo que hoy se lee en todo el mundo.

Pero lo más importante es que su nombre fue escrito en el libro de la vida, no importa lo que haya vivido o como pueda sentirse, permita que Jesús tome el control, permita que Jesús lo transforme y así como Mateo deje todo y sígalo, hagale un gran banquete en su casa y permita que le hable, que le enseñe, que lo salve, que le de su ternura y su amor, no tenga miedo Jesús jamás le fallará, jamás lo abandonará, por el contrario le reconocerá su decisión, su esfuerzo, su dedicación porque Él nunca se queda con nada.

Dios les bendiga.